"El profesional que decide dedicarse a la psicoterapia de niños, hace en realidad psicoterapia de todo, ya que enfrenta todas las problemáticas de las otras terapias: pareja, familia, grupo, individual."
El primer contacto
Este es el que se tienen
usualmente por una llamada de los padres, en el que se pregunta por el nombre y
la edad del niño, quién lo refiere y un breve motivo de consulta. Desde este
contacto es necesario que el encuadre esté claro y concreto, para esto se les
brinda a los padres el día y la hora, se les solicita que le comenten al niño
del día en que se realizará la primera entrevista.
Por otro lado, el día de la
primera entrevista con los padres se les pide que no asistan con el niño o con
algún otro hijo, de esta forma los padres pueden adquirir un propio pensar y
sentir sobre el terapeuta, si en dado caso el niño quiere asistir a la primera
cita, entonces se atienden por separado. Después de realizar la evaluación ya
se hablan de los honorarios del tratamiento, de acuerdo con los resultados y el
tipo de tratamiento que se sugerirá.
El consultorio
El consultorio es el espacio
físico en donde se realizarán las sesiones, este lugar es importante ya que
este contendrá las aventuras del viaje terapéutico, es necesario que sea un
sitio que cuente con luz, que contenga colores brillantes y alegres, que tenga
plantas y materiales decorativos lo más llamativos posibles, pero que no sean
delicados. Para esto es importante mencionar el setting o encuadre
terapéutico, se le llama así a cómo se organiza el sitio de trabajo, desde
el espacio físico hasta el material que se necesita para las evaluaciones y
sesiones psicoterapéuticas.
Consejos para un encuadre
general
Materiales sugeridos para
tener en el consultorio
Entrevista con los padres
Realicé esta presentación para mostrarte los aspectos esenciales en la entrevista con padres:
Entrevista con el niño
También realicé esta presentación para mostrarte los aspectos esenciales en la entrevista pero esta vez con niños:
¿Qué normas hay en los
juegos?
· La norma principal es
que no se permite agredir físicamente ni al terapeuta, ni al perro que está en
la sesión (en caso de que hubiese un perro entrenado dentro de la terapia) y
que para eso está el muñeco Segismundo, de quien te hablo más adelante.
· No se permite destrucción adrede de objetos que estén dentro de la
consulta, para eso hay sustitutos como la arcilla o plastilina.
· Se permiten los gritos si se consideran necesarios para lo que se está
trabajando en la sesión.
· La primera entrevista es muy
importante, ya que es el momento en
que ambos se encuentran, se conocen y se decide el tipo de vínculo que ambos
pueden
· Es de suma importancia recordar que cada niño tiene su tiempo, su ritmo,
sus propios deseos y espacios, por lo que hay que saber respetarlos y no tratar
de forzar las cosas.
¿Es bueno jugar a lo que
los niños proponen?
Claro que sí, es lo básico en
toda terapia con niños. Cornejo señala que el terapeuta no puede permanecer
como observador sino es necesario que se implique en el juego. La autora
comparte un consejo y este dice así: “Un terapeuta, cuanto más idiota, mejor
terapeuta”, es decir, el terapeuta que da por entendido muchas cosas del
paciente y no pregunta podrá ser buen adivino, pero no está ayudando al
paciente a hablar sobre sí mismo, a buscar palabras o tratar de ser entendido
por el otro, y tampoco a saber escucharse, y es este uno de los objetivos
por el cual asisten a terapia. Es
importante también porque si el niño propone jugar algo como memoria, el
terapeuta le debe indicar que él no sabe cómo se juega y pide al niño que le
explique, esto sirve para observar si el niño conoce realmente bien el juego o
si realiza cambios, y si los realiza averiguar por qué los hace o para qué le
sirven.
¿Qué sucede si el niño hace trampa o en cada ocasión le da al terapeuta
un papel agresivo o uno sumiso? Pues para todo existen límites y el terapeuta
debe guiarse por el sentido común, si se observa un abuso continuo de las reglas
del juego o el niño decide colocar al terapeuta en papeles humillantes para
recibir agresiones, entonces se deben restablecer las normas y el encuadre, y
se trata de ver qué induce al niño a tener que tomar estas actitudes y para qué
las necesita, ya que en algunos juegos los niños están tratando de repetir algo
que les sucedió y generalmente lo finalizan como terminó en la vida real,
entonces es aquí donde el terapeuta interviene para poder darle otro final más
adecuado y menos doloroso.
Técnicas Psicoterapéuticas aplicadas en la Terapia Infantil Gestáltica
1. El cuaderno de terapia
Te dejo un video que hice con las características iniciales de esta técnica, espero te sea útil:
2. La silla vacía o del
Oso Perls
La terapia gestáltica per sé propone la técnica de la silla vacía o
silla caliente, la cual consiste en sentar al paciente en una silla o cojín y
colocar delante de él una silla o almohadón vacío y comenzar un diálogo con ese
sitio vacío, haciéndole preguntas, conversando con él, etc. luego, se cambia de
sitio, para que el paciente ocupe el asiento vacío y trate de responder desde
el personaje que se encontraba “sentado”, y así se va realizando un diálogo
entre el paciente y la persona o el aspecto que se coloca en el sitio de la
silla vacía.
En el caso de los niños, muchas veces encuentran dificultad para poner
en práctica este ejercicio, así que la autora propone utilizar un oso grande de
tela llamado. El muñeco tiene su silla o su sitio dentro de la sesión, los
niños saben que pueden jugar y utilizarlo como sea, lo pueden disfrazar,
abrazarlo, puede estar en el piso con él, bailar con él o incluso golpearlo o
estrangularlo. A veces los niños pueden hacer comentarios como “Él está triste”
o “No me agrada” y como terapeuta se debe preguntar por qué. Este muñeco es
también utilizado para realizar la técnica de la silla vacía, en donde el niño
puede platicar con él para expresarle sus problemas, pensamientos o emociones. Generalmente
el terapeuta puede “hablar” por el muñeco y hacer una voz distinta, esto suele
resultar simpático para los niños entre 8 y 10 años y tierno para niños entre 3
a 4 años ya que ellos pueden creer que realmente él les está hablando.
La historia que se da si el niño pregunta de cómo se adquirió al muñeco
puede variar, por ejemplo, si son niños adoptados se les puede decir que el
muñeco también es adoptado por el terapeuta, pero no a todos se les debe dar la
misma historia, sino que se les puede contar aquella que les pueda servir, por
ejemplo que había un muñeco que necesitaba que lo cuidaran y así se lo dieron o
había un muñeco que se sentía solo, etc. es importante que el niño ponga su
propia historia, sus proyecciones o fantasías acerca de lo que él crea de cómo
se obtuvo al muñeco.
¿Se le permite al niño manchar o romper al muñeco? No, puede haber actividades o peleas donde
esto suceda y de casualidad romperlo, pero no a propósito o por simple placer. Si
se llegara a romper se queda así y se espera a ver si el niño u otro niño
quiere hacer un intento por reparar el daño, como querer coserlo o preguntar
qué pueden hacer para curarlo. Si en dado caso algún niño quisiera ver al
muñeco implicado en un accidente y quisiera realizarle heridas, para no manchar
el muñeco se pueden realizar en hojas y pegarlas en él.
El muñeco no puede salir de la clínica, es decir, no se puede prestar,
pero si al niño le gusta entonces se les puede tomar fotos y cuando la terapia
ha finalizado se les puede ampliar y enmarcar como un recuerdo.
3. Jugando a las casitas
Este juego se realiza en grupo. Se necesita un espacio grande y una
caja llena de cintas de diferentes grosores y de colores diversos pero
repetidos: azules, celestes, rosas, rojos, negros, blancos, amarillos, etc. Las
cintas deben ser también de diversas longitudes, por ejemplo desde dos metros a
cinco metros.
El juego consiste en iniciar con un ejercicio de respiración con los
ojos cerrados, luego se les pide que imaginen un espacio donde caben sus cosas,
las cosas más íntimas que tienen y donde solo ellos saben cómo llegar. Se les
pide que con la respiración traten de sentir el espacio, de qué tamaño es, de
qué forma, es un espacio privado. Luego se les pide que vayan a buscar una
cinta al cajón y que piensen bien cuál quiere, se les recuerda que hay
diferentes colores, diferentes grosores y diferentes longitudes. Una vez que
hayan elegido su cinta deben ir al patio o al lugar indicado a realizar la forma
que se imaginaron y cuando la terminen deben meterse en ella. Ya que están
dentro se les pide que traten de darse cuenta de cómo se sienten dentro de ella,
si está muy grande o muy pequeña, si se parece o no a lo que pensó, etc. y cada
niño debe ir diciendo lo que siente respecto a la “casita” que han construido.
Después se les indica que vean las de los demás, pueden salir de la
suya e ir de paseo para poder observar las otras y darse cuenta de si les
gustan o no las demás. Después es importante ver si alguien quiere invitar a otro
a su casita y cómo lo va a hacer o por el contrario, si no quiere y cómo hará
eso también. Esto sirve para
observar si el niño cerró o no la figura, dónde la colocó si fue lejos de otros,
si fue cerca o si fue en un rincón y esto ayudará para trabajar con el niño sus
relaciones, sus necesidades y sus capacidades. Luego es el turno de ver si alguien los invita y qué pueden idear para
que otros los inviten, por ejemplo, pueden tomar su cinta e ir de casita en
casita preguntando si los dejan entrar, pero ¡ojo! No pueden entrar con la
suya, la deben dejar afuera si quieren entrar a otra y si alguien la ve desocupada
y le gusta, puede que la ocupe. Esto
es útil para ver cómo refuerzan o disminuyen sus límites, sus barreras, cuánta
cinta utilizaban, de qué tipo, etc.
Cuando un niño realiza un espacio restringido, donde apenas cabe, se le
empezará a entrenar a respirar mejor, tratando de que esta sea profunda. Al mismo
tiempo se le va planteando que si quiere tener amistades deberá ir ampliando su
espacio y sus límites para poder invitar a algún compañero a jugar con él dentro
de su casita. Por otro lado, los niños que invitan a muchos a entrar pueden
darse cuenta de que son demasiados y estará incómodo ya que no tiene espacio
para su libertad, por lo que tendrá que seleccionar por simpatía, por cariño, o
por cantidad, etc.
Este ejercicio resulta más productivo si se hace más de una vez, es
decir, en continuas reuniones, ya que irán aprendiendo a respirar mejor y
flexibilizar los límites, agregando que se irán viendo cambios.
4. Jugando a la fila
Este juego se puede realizar en grupo o puede el terapeuta hacerlo con
el niño. Se deben colocar en el centro de la habitación y uno va a indicar
diferentes cosas que el otro va a hacer, por ejemplo: “supongamos que estamos
nadando”, “ahora que estamos remando sentados en el bote”, “ahora que somos gondoleros
y remamos de pie”, “ahora que viene un avión volando muy bajo y nos tenemos que
agachar”, “ahora la lluvia nos moja y nos protegemos con nuestras manos”, “ahora
tenemos que entrar a una cueva muy pequeñita”, “ahora nos ponemos a hacer
clases de aeróbicos”, “ahora ejercicios de hombros”, “ahora ejercicios de
piernas”, “ahora ejercicios de cintura”, “ahora de cuello” y así sucesivamente.
5. Juego del acordeón
Este juego se realiza con niños que ya saben escribir. Se necesita una hoja
de papel (de preferencia que sea grande) y lapiceros o lápices. Y consiste en lo
siguiente: en un extremo del papel el terapeuta debe poner una frase, por
ejemplo: “Érase una vez un niño que…” y una vez escrita se la lee al niño,
luego lo dobla, y le toca al niño continuar la historia, la escribe, pero sin
decirlo y luego también la dobla y le toca al terapeuta de nuevo, y así
sucesivamente hasta que el último debe terminar la historia y doblar el papel.
Para los niños que tienen dificultad para leer o escribir esta actividad se les
hará mucho más divertida. También sirve para que el niño sea creativo y deje
volar su imaginación.
6. Si tú no me quisieras
Este juego inicia con la frase “Si tú no me quisieras...” y el niño y
el terapeuta deben completarla. Por ejemplo: si tú no me quisieras me robarías
todos los caramelos, si tú no me quisieras me contestarías mal, si tú no me
quisieras te reirías de mí, etc.
Luego la actividad pasa a: “si mi papá no me quisiera...”, “si mi mamá
no me quisiera...”, “si mi hermano no me quisiera...”, etc. o de acuerdo con el
caso o historia del niño se puede hacer “si mi papá me quisiera...” y así
sucesivamente.
7. Cambiando el día
Este juego es útil para cuando el niño ha tenido un mal día ya sea
porque le fue mal en el colegio o solo es un día en el que no se ha sentido bien.
La consigna es la siguiente:
· “Vamos a hablar de todo lo que te ha pasado hoy, de cómo te has sentido,
de lo horrible que ha sido.”
· “Ahora que ya lo has contado vamos a cambiarlo a peor, mucho peor, ¿Qué
cosas aún peores te podían haber pasado que las que ya has tenido?”
· “Y ahora vamos a cambiar a peor aún más, mucho peor, que sea pésimo,
¿Cómo sería?”
· “Ahora vamos a respirar unas cuantas veces y luego vamos a cerrar los ojos
con fuerza y empezar a soplar muy fuerte, para hacer que ese día tan malo se
vaya con el aire... así, muy bien.”
· “Ahora tómalo con tu mano y tira todo por la ventana. Ahora haz un dibujo
de cómo te sientes.”
La despedida
¿Cómo se termina la terapia?
Bueno, con niños la terapia suele terminar cuando los padres lo deciden. Sin
embargo, si ellos son colaboradores terminarán cuando se requiera, a menos que
sea algo ajeno al terapeuta o a ellos mismo, como un cambio de domicilio o de
horarios para el niño, etc. Si, por otro lado, los padres no son colaboradores,
lo más probable es que la terapia se suspenda y si esto sucede se puede citar a
los padres para una entrevista y así conocer las razones por las que se quiere
dar la terapia por finalizada. Algunas de las razones más frecuentes son la
falta de dinero, falta de tiempo, no ven progreso o por el contrario, lo “ven
mejor” y creen que ya no es necesario, en estas dos (respecto al progreso),
desde el inicio se les debe explicar a los padres que la remisión del niño
puede ser rápida, pero que esto puede que no sea real o también puede suceder
que se lleve más tiempo, todo es al tiempo del niño, otra razón es que los
padres creen que el niño puede “depender” de la terapia, en esta última se les
debe explicar la diferencia entre necesidad y entre dependencia, y que en ese
momento su hijo necesita la ayuda.
¿Cómo son las sesiones
cuando la terapia se interrumpe? Se le explica al niño lo que los padres
han dicho y se escucha lo que tenga que decir al respecto, también se usan dos
sesiones para trabajar la despedida de los temas trabajados y algo muy
importante es que se le expresa al niño
sus cualidades, su forma de ser, los cambios que tuvo desde que llegó a
terapia, y se le brinda los datos del terapeuta por si en algún momento quiere
regresar o visitarlo. Por otro lado, ¿Cómo son estas cuando la terapia sí
termina? En este caso se le explica al niño que ya no tiene que llegar
todas las semanas y se van espaciando las sesiones 1 vez cada 15 días y luego 1
vez al mes. En la última sesión se platica sobre las dudas que quedaron, se ven
los trabajos que realizó a lo largo de la terapia. También se da una retroalimentación
sobre los cambios que tuvo, su forma de ser, las cosas positivas que posee y se
hacen las últimas páginas de su cuaderno de terapia, del que se queda una copia
en su carpeta. Asimismo, se tiene una entrevista de despedida con los papas
donde también se les da retroalimentación y se les agradece por su colaboración.
El mundo del niño es frágil y
en momentos difíciles puede quebrantarse y desarrollarse de forma no alegre o
inadecuada. Es importante recordar tres cosas: 1. El objetivo de la terapia
infantil no es “hacer un niño educado”, 2. Los padres son parte colaboradora de
la terapia, y 3. Los terapeutas son mediadores entre los pensamientos y
emociones, no son dioses, sino ayudan al paciente para que tenga las
herramientas que necesita para vivir como desea hacerlo.
REFERENCIAS
Cornejo, L. (1996). Manual
de Terapia Infantil Gestáltica. Madrid, España: Editorial Desclée De
Brouwer.